La Cosmovisión Andina, considera que la naturaleza, el hombre y la Pachamama (Madre Tierra), son un todo que viven relacionados perpetuamente. Esa totalidad vista en la naturaleza, es para la Cultura Andina, un ser vivo. El hombre tiene un alma, una fuerza de vida, y también lo tienen todas las plantas, animales y montañas; y siendo que el hombre es la naturaleza misma, no domina, ni pretende dominar, convive y existe en la naturaleza, como un momento de ella.

Así como muchas civilizaciones en el mundo, la cultura inca fue politeísta en el aspecto religioso, pues creían y veneraban con mucho respeto a todo lo que les rodeaba, en especial las montañas más notorias, llamándolas Apus y otorgándoles una personalidad masculina. Ese legado sigue presente en nuestros tiempos, los antiguos sacerdotes incas pasaron ahora a llamarse chamanes o guías espirituales; estas personas son las que transmite el conocimiento andino hacia los otros seres, son personas preparadas o ascendidas por su conocimiento y sabiduría que respetan sus tradiciones de generación en generación hasta estos tiempos, con una forma de vivir distinta, con una comprensión y conocimiento profundo hacia otros seres, respetando en este momento las tradiciones que desde ese tiempo están presentes para realizar ofrendas a los dioses andinos.